Especial para Baby Boomers
Alba y Milly fueron amigas inseparables en la escuela superior allá para los años sesenta. Sentadas bajo un árbol con sus pantalones “bell bottoms” y blusas floreadas construían sueños de futuro, imaginando su casa ideal, su príncipe azul, y a cada uno de los hijos que tendrían con él. Juraron siempre estar juntas. Sin embargo, la vida les había trazado caminos distintos. Alba se casó y formó una familia en los Estados Unidos, mientras que a Milly le llegó un “príncipe” mayagüezano y se mudó al oeste. Hace casi medio siglo que perdieron contacto.
Historias como ésta son muy comunes a través de todo el mundo: amigos muy queridos que por circunstancias de la vida no vuelven a comunicarse.
A menudo Milly se pregunta qué habrá sido de la vida de Alba y le habla a sus nietos sobre aquella época cuando la maldad parecía no existir, y en la que abundaban las ilusiones y un profundo sentido de hermandad.
Hoy llegó a visitarla de sorpresa su nieta que vive fuera. Como de costumbre la encuentra sola, sentada en el sofá, viendo la novela… En la mesa, mientras saborean el rico café de la abuela, la joven se queda un rato mirándola y le dice: “Bueli, que te parece si entramos a Facebook a buscar a tu amiga”. Empiezan la búsqueda mirando varias fotos. De pronto la abuela suspira emocionada y una sonrisa ilumina su rostro. La mirada de su amiga Alba era inconfundible, aún detrás de sus lentes y arrugas. Una lágrima cae lentamente por su mejilla, mientras su nieta, con ojos aguados, se regocija ante ese momento tan especial. La abraza y le dice: “Vamos a escribirle ahora mismo.”
Pocas horas después llegó la respuesta de Alba: “¡Casi me caigo de la silla cuando vi tu mensaje! ¡Qué inmensa alegría saber de ti después de tanto tiempo MI QUERIDA AMIGA!!!…”
Reencuentros como éste son cada vez más comunes, gracias a la tecnología digital y a las redes sociales. Facebook, con más de 1,500 millones de usuarios, se ha convertido en un puente para miles de personas que han logrado reunirse con familiares y amigos luego de décadas de separación. Como tantas otras, esta historia tiene un final feliz. Hoy Milly y Alba se preparan para zarpar en un crucero juntas. Además de varias maletas, van cargando con la gran satisfacción ante un legado de buenos hijos y bellos nietos. Ellas han forjado una nueva amistad, matizada por los años y alimentada por un deseo de disfrutar de la vida plenamente.
Enlace a artículo original en formato digital.